viernes, 10 de enero de 2014

Tejas, no sólo barro cocido_1

Para empezar bien el año, tenemos como invitado a Jose Hermindo Prieto García, ingeniero técnico industríal mecánico de Villablino (León), que nos va ha hablar de su gran pasión y su especialidad: las tejas. 
Podéis localizarlo en su blog:  http://roofandwood.blogspot.com.es que os recomiendo, además de en twitter y linkedin

Tejas, no sólo barro cocido
El Barro en la Construcción. El barro húmedo, moldeado a mano permite sentir el agua en sus poros, pero cocido, permite notar esa ausencia de agua en sus huecos, dando idea de la porosidad del producto. En numerosas ocasiones se estimó que la arcilla secada al sol era un material lo suficientemente eficaz, más tarde se comprobó que su resistencia a la humedad y al agua aumentaba sensiblemente tras su cocción. Esta constatación –de origen accidental- fue hecha por el alfarero, pero se necesitaron siglos antes de que este material doméstico e impermeable se convirtiera bajo este aspecto en material de construcción. 

Actualmente, existen tejas fabricadas a partir de diversas materias primas, tejas de distintos formatos, colores, y de distintos tipos de instalación. La teja gana día a día a la cubierta plana sobre todo en zonas climatológicas con abundancia de lluvia, pero sobre todo protege a millones de habitantes en la tierra. La historia de la cerámica cocida, tiene como uno de sus pilares “la teja”, que a su vez tiene una especial importancia en la evolución de la arquitectura y la cubierta.

La utilización de las tejas de barro cocido ha estado ligada siempre a la utilización de la madera en las cubiertas, posibilitando el desarrollo de distintas y avanzadas formas de cubiertas.

Antes de la actual fabricación industrial, muchas personas dedicaron su vida a la fabricación  manual, cuyos orígenes vienen de Mesopotamia y el Egeo hace unos 4300 años, y en China en el siglo XI a.C.. Los griegos la desarrollaron y la aplicaron con asiduidad. Los romanos perfeccionaron la técnica y la extendieron por todo su imperio.
En la Edad Media, se simplificó el proceso de fabricación por medio de la estandarización, fijando características y precios de venta. Durante el Renacimiento se utilizó con profusión y en el siglo XVII permaneció escondida en las azoteas, detrás de cornisas y balaustradas. En el XVIII comenzó a fabricarse en grandes series lo que derivó en que, posteriormente con la revolución industrial ya en el siglo XIX, los métodos de fabricación se mecanizaron del todo, iniciándose los procesos de extrusión y prensado que, aunque perfeccionados, se mantienen en la actualidad.

Teja Manual Nicolás Viñuelas, Huesca 1920. Fuente: Banco de imágenes del Grupo Uralita

Ya en el siglo XX la tecnología en torno a la teja ha evolucionado enormemente, consiguiendo nuevos productos y mejorando su calidad. 
Jose Hermindo Prieto García

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